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4 formas para empezar a quererte como te mereces

  • Foto del escritor: Equipo Comunicación, Salud y Bienestar SpA
    Equipo Comunicación, Salud y Bienestar SpA
  • 12 mar 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 10 abr 2020


En nuestra sociedad occidental de consumo, es fácil caer en estereotipos y, a partir de ellos, creer que para amarme, primero debo ser amada y aceptada por los demás. Esta creencia se transforma así en una exigencia, en un "deber ser" que me aleja de mi ser más auténtico.

En realidad, sólo por el hecho de estar vivos,somos dignos de ser amados, merecemos amarnos, primero a nosotros y luego a los demás. En la medida que asumimos responsabilidad por nosotros mismos, nos comprometemos a amarnos y aceptarnos, llevándonos así a una vida más plena y satisfactoria, el mandamiento "Ama a tu prójimo como a ti mismo" es un ejemplo a seguir.

Pero ¿cómo me empiezo a querer si nunca me enseñaron a hacerlo? ¿cómo creo en mí mismo y tomo las riendas de mi propia vida, sin que la valoración exterior me domine?

Lo primero que hay que hacer es recuperar el control de la propia vida, dejando de poner el control de ella en el exterior, en los demás. Otra cosa, muy importante además, es aprender a acallar los juicios que aparecen en la mente ("soy insegura", "no me sé expresar", "soy incapaz de resolver los problemas si no me tomo mi tiempo", por ejemplo), pues estos juicios no son más que interpretaciones que hacemos de la realidad a partir de nuestros modelos de crianza, los mensajes de la sociedad, las expectativas y las propias ilusiones y experiencias. Dejar de vivir en nuestra cabeza y escuchar nuestro interior, es una de las tareas que nos ayuda a conocernos y valorarnos, "desde adentro". Es más, escucharnos desde nuestro interior nos puede hacer descubrir que nuestros valores más preciados no son los que pensábamos e iniciemos un cambio que nos vuelva personas más armónicas.

Estar tranquilos, aceptarnos tal cual somos, sin emitir juicios de valor negativos sobre nosotros mismos, nos ayuda a estar más atentos y conectados con nuestro interior y sólo buscamos lo que verdaderamente necesitamos en el exterior.

Entonces, para fortalecer nuestra autoestima y amor propio desde el interior, estos cuatro pasos serán una gran ayuda:


1. Sé tu propio anfitrión

Para quererte y tener una autoestima sana, es imprescindible que te trates como lo harías con un invitado especial que llega a nuestra casa. Trátate con paciencia, de buena manera y escúchate atentamente. Ten confianza en ti y respétate, como lo harías con un huésped especial, sin ponerte en el papel de víctima.


2. Libérate de lo que te perjudica

Abrir los brazos para liberarse de lo que no sirve acelera el proceso de autoconocimiento. Las ideas negativas sobre mí mismo, los prejuicios y las relaciones conflictivas invaden el espacio mental y quitan tiempo de estar atento a lo que ocurre en mi interior. Por eso, es importante liberarse de todo ello para dejar, entre otras cosas, de evaluarte en términos de éxito o fracaso. Al liberarte de esta dicotomía te permites nuevos aprendizajes, nuevas relaciones, nuevos aires. ¿Acaso alguien puede sembrar nuevas semillas en una tierra que no ha sido removida y está llena de maleza?


3. La perfección no existe

Aceptar que tenemos límites y que cometemos errores nos permite ver los matices en nosotros mismos y en los demás. Ya no nos movemos entre dos extremos (bueno-malo, todo-nada, éxito-fracaso, correcto-equivocado).Cuando eliges aceptar que eres imperfecto, no te rompes interiormente cuando sientes que has fallado en algún aspecto, sino que te balanceas como una palmera, firme en tus raíces y flexible en el tronco. La conciencia de tu imperfección te permite fluir en lugar de mantenerte "rumiando" una y otra vez sobre el mismo error, te permite sentir, cambiar de actitud si es necesario y reafirmarte como una persona valiosa.

Tomar conciencia de tu propia vulnerabilidad implica saber que nada en ti es muy malo u horrible. Ante el error te dices "Haré esto lo mejor que pueda", pues te reconoces y valoras tal como eres, sin dogmas ni severos deberes autoimpuestos. Incluso puedes cambiar de idea sobre ti mismo y crecer según tus raíces emocionales.


4. Ríete de ti mismo

El humor, decía Schopenhauer, es la única capacidad divina del individuo. Si así es ¿por qué no nos divinizamos con una actitud que cambiará nuestra calidad de vida? Con humor podremos relativizar nuestros errores y suavizar a nuestro duro juez interior. Aprender a reírnos es una medicina que tenemos a nuestro alcance y que podemos usar para encontrar el balance necesario cuando un dolor está excesivamente inflado.


Bibliografía:

Rodríguez, N., 2005. Cuida tu autoestima.Mente Sana, (5), pp.118-125.





 
 
 

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